¿Por qué no detienen a Papá Noel y los Reyes por allanamiento?
Si nos paramos a pensarlo, el que un hombre se descuelgue por la chimenea a altas horas de la noche en Nochebuena tiene toda la pinta de estar cometiendo un delito. Lo mismo podemos decir de esos tres hombrecillos que en la noche de Reyes van de casa en casa entrando por las ventanas, acabando con las galletas y vaciando cubos de agua.
La cosa a primera vista parece más grave cuando no somos capaces de reconocerlos. Diera la impresión de que van con disfraces: un traje rojo chillón que no se mancha de hollín ribeteado de blanco y gorro a juego o ropajes de seda y tul (con el frío que hace a estas alturas del año) de los más variopintos colores. Además, advierte en su comportamiento el avezado observador un cierto orden y concierto, una premeditación y preparación poco habitual. Démonos cuenta que, en definitiva, preparar el allanamiento de todos los domicilios en un país requiere mucha coordinación y organización, por no hablar de todo un conjunto de cómplices muy necesarios para llevar a buen puerto tamaño proyecto y de una infraestructura compleja, pues, al fin y al cabo, alguien tiene que mantener en buen estado a los renos del trineo y a los camellos de la comitiva.
A mayores, este tipo de hechos se vienen produciendo de año en año desde tiempo inmemorial lo que no deja de demostrar una contumacia sin parangón.
A cualquiera que se lo cuenten pensaría que algo va mal y si se lo cuentan a un abogado podría llegar a la conclusión de que nos encontramos frente a múltiples allanamientos de morada con las agravantes de alevosía, disfraz y aprovechamiento de circunstancias de tiempo que facilitan la impunidad del delincuente.
¿Cómo es que nadie se ha percatado nunca de la comisión de estos delitos? ¿Por qué no interviene la policía para apresar a semejantes malhechores? ¿Cómo es que no han liberado a esos pobres renos y camellos sometidos a un trabajo tan extenuante?
La conclusión más lógica es pensar que nos falta algún dato en relación con todos estos hechos, un algo definitorio que nos haga decantarnos por que realmente no se está cometiendo delito alguno.
El punto clave lo encontramos en una cosilla que tiene que tener todo delito y que los que saben de estos asuntos del Derecho denominan elemento subjetivo del tipo del injusto, que nosotros, con afán de simplicidad, podemos identificar con el ánimo específico de cometer el concreto delito, es decir en nuestro caso, un ánimo o intención de violentar la santidad del domicilio.
Partiendo de esta consideración, difícilmente podremos decir que Papa Noel o los Reyes Magos quieran violentar domicilios, aun cuando los hechos indiquen que se están violentando, puesto que esa costumbre que tienen de entrar para dejar regalos a los niños que se han portado bien durante el año o carbón dulce a los que se han portado mal, no casa muy bien con la suposición de un delito. Es esta intención de hacer algo bueno lo que evita que podamos pensar en la existencia del delito.
Así que ya sabéis, si en Nochebuena escucháis unos cascabeles a altas horas de la noche o el tintineo de las bolas del Árbol de Navidad, no os preocupéis demasiado, que os están dejando regalos por haber sido buenos. Pero si veis algo que os resulte más raro de lo normal, avisad a la policía (@policia) que, como el resto de las noches del año, estarán encantados de echaros una mano.
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.